Curso De AcompanAnte Terapeutico En Parana 2019



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Organiza: Programa de Salud y Trabajo (Centro de Salud Mental Comunitaria Mauricio Goldenberg, Departamento de Salud Comunitaria) de la UNLa. Objetivos del curso: Dotar al Acompañante terapéutico de conocimientos necesarios que le permitan efectuar acciones conjuntas con los profesionales en la tarea de promoción, asistencia y rehabilitación, tendientes a prosperar la calidad de vida de los pacientes y su inserción social y laboral, ayudando a desarrollar en exactamente los mismos conductas participativas.


El Programa de Postgrados en Ciencias Médicas se orienta a formar profesionales del campo de la salud altamente calificados, aptos para servir a la sociedad y ejercer el liderazgo científico, académico, asistencial y político sanitario. Comenzó la inscripción a los Cursos de Auxiliar de Farmacia, Secretariado Médico y Acompañante Terapéutico que ofrecen Certificación Universitaria y son dictados a nivel nacional por la Capacitad de Ciencias Médicas de la Universidad FASTA.


El martes 7 de julio, el Centro Psicosocial Argentino empezó a dictar en Casa del Bicentenario, el Curso de Acompañante Terapéutico en Salud Mental y Discapacidad. El mismo es autoría de la miembro del Congreso de los Diputados provincial Claudia Godoy, y desde la Asociación se mostraron pendientes de que en el trascurso del presente ejercicio legislativo se concrete su aprobación y posterior aplicación.


La experiencia llevada a cabo en diferentes instituciones y centros de alta complejidad en la atención de la persona con discapacidad motora y sensorial y en el domicilio de los pacientes, permite replantear la capacitación de profesionales en el área del acompañamiento terapéutico, buscando una capacitación acorde a los nuevos requerimientos en salud.


Se puede destacar que el Acompañante Terapéutico es considerado un recurso humano con finalidad asistencial, cuya práctica remite a un conjunto de acciones de contenido específico en el marco de una estrategia clínica, efectuando acciones de colaboración para la puesta en práctica de las indicaciones, objetivos CURSOS DE ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO y metas propuestos por el equipo profesional.


El acompañamiento terapéutico supone la facilitación de la inclusión social de la gente que sufren un malestar psicológico, físico o relacional. Se transforma, entonces, en un servicio de apoyo sanitario y social.Los nuevos escenarios socioeconómicos y políticos en la Argentina, sumados a los cambios epidemiológicos de las últimas décadas, provocaron transformaciones en las condiciones de vida y en la cotidianeidad de la comunidad y uno de esos cambios en especial son los métodos de enfermar de la gente, sin que aún se hayan revertido como corresponde las estrategias de respuesta en el sistema de salud para mitigarlos.No es que ya no hagan falta hospitales, ni medicamentos ni médicos, pero la actual prevalencia de males que están más vinculados con el accionar, tanto individual como social, nos plantea una urgente revisión de conceptos y operatorias que rigen las prácticas en los servicios de salud.Las enfermedades crónico-degenerativas, como también los incidentes traumáticos y de violencia de distinta índole, sumados a la más grande supervivencia de pacientes con enormes déficits psicofísicos, han incrementado los índices de discapacidad, dejando a cientos de personas limitadas para enfrentar sus actividades corrientes, tanto las similares con la vida productiva como la social.La discapacidad, según la clasificación en todo el mundo del funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (OMS) es un término genérico que comprende deficiencias, restricciones de la actividad y restricciones a la participación.La persona con restricciones físicas, sensoriales o mentales sufre la discapacidad no por los padecimientos en sí mismos, sino como producto de sus derivaciones, es decir, por la exclusión de oportunidades educativas, laborales y de los servicios públicos que estas últimas desarrollan y son esas condiciones de aislamiento las que el sistema aún no consigue cambiar.En la Argentina, según el último Censo 2010, el 12.9% de la población tiene alguna discapacidad, lo que implica más de 5 millones de personas, de las cuales el 11.7% son menores de 15 años y el 48.5% está entre 15 y 64 años, es decir, compromete a la población más joven.Visto desde una perspectiva económica, el aumento de la discapacidad y de la expectativa de vida y la disminución de la tasa bruta de mortalidad causan un incremento en el índice de dependencia (proporción de población no económicamente activa con respecto a la población económicamente activa), lo que significa un aumento de la proporción de personas pasivas cuyos provecho sociales tienen que ser provistos por la gente activa. entonces, esto justifica extensamente las pretenciones de reformulación de los servicios y las formas de atención con prácticas, diferenciadas, menos complicadas, menos costosas y más oportunas.Por otro lado, la circunstancia se complica todavía más si sumamos las cuestiones de salud-enfermedad asociadas con una cultura de hiperconsumo que originan, al margen de las sustancias involucradas, situaciones de compromiso sobreagregadas.En ese marco, el sistema de salud en la Argentina, que sigue siendo fragmentado y orientado a la utilización desmedida de la alta complejidad y tecnología (entendida como aparatología) especializada, ordena a un replanteo sobre la formación, el desarrollo y la potencialidad de los equipos de salud.Tanto el financiamiento como el aspecto formativo han conspirado con la esencia misma del arte de sanar, que es proteger (origen etimológico de la palabra medicina, cuyo concepto es: sanar, calmar, cuidar), figura que debe ser recuperada en todas las instancias y los principios de las novedosas formas de actuación.Lo “mental” y lo “no mental” del acompañamientoEl acompañamiento terapéutico constituye, para algunos, un dispositivo y para otros, una función y tiene su origen hace décadas en el campo de la salud mental, a partir de la publicación, en 1947, de un libro de la Dra. M. A. Sechehaye –una terapeuta suiza– que proporciona cuenta de una de las primeras vivencias en esta clase de abordaje.Podríamos garantizar que, aun hoy, el acompañante terapéutico (AT) sigue íntimamente vinculado con dos cuestiones principales: por un lado, con el concepto psi del acompañamiento, y por otro lado, como la práctica situada en relación con la medicina privada.Posicionados en una perspectiva integral e integradora de la salud y más allá, como dice Mías(2008), de los acuerdos que ya están respecto de la indivisibilidad de la salud del sujeto, en la costumbre aún resulta difícil la aplicabilidad de dichos conceptos, más allá de que el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales IV (DSM-IV) mencione como anacrónica la distinción entre trastornos mentales y físicos, (American Psychiatric Association, 1995). Para revertir dichas situaciones, el AT necesita de un más grande afianzamiento como integrante del conjunto de salud, posicionarse como mediador que suma la cotidianeidad del tolerante y acerca las distancias que habitualmente existen entre la persona que padece y la institución responsable de la atención.Pero eso requiere una exclusiva perspectiva de lo que supone institución, aceptando que el llevar a cabo también construye institucionalidad, reconociendo que los equipos de trabajo articulados, y no sólo el hospital o los centros de salud, son instituciones. pensar la institucionalidad nos obligaría a la cita de numerosos pensadores y académicos, pero tomamos el planteo de Castoriadis (1998) que afirma: “entiendo por institución normas, valores, lenguaje, utilidades, métodos y métodos de hacer frente a las cosas y de hacer las cosas…” y sigue: “aquello que mantiene unida a la sociedad es una institución.”De esa manera, el AT se irá instituyendo en el sistema sanitario desde el propio ejercicio, pero sabiendo que se es acompañante sólo acompañando.En instantes en los que las instituciones no sólo sanitarias sino educativas, jurídicas y sociales, entre otras, han naturalizado funcionamientos expulsivos, el AT puede facilitar una comunicación más directa con la persona padeciente, la familia y el equipo tratante, además de hacer más simple la territorialización de la atención. Territorializar no remite sólo a territorio sector geográfica donde hay que intervenir, sino además, y principalmente, a territorio área relacional. es decir, como expone Chiara (2011): “supone diferentes métodos de apropiación del territorio, que se ponen también en juego en la construcción de la estructura sanitaria”.Dicha acción comporta la oportunidad de una apertura de las instituciones nombradas a realidades y fluídas sociales complejas, muchas veces desconocidas por el funcionamiento endogámico en que se cayó.Pero para reforzar dicho proceso, la formación y la actividad de los agentes deben escaparse de las viejas prácticas y los modelos ideológicos dogmáticos, evadiendo quedar atrapados en el mismo funcionamiento; ello piensa un profundo debate en todos los espacios formativos y de gestión, que interpele además la intención de todo el conjunto de salud para diluir probables resistencias.Visto desde una perspectiva integradora de la salud, el AT es entonces un trabajador sanitario, capacitado para proteger, calmar en distintas situaciones y males, ya sean psíquicos, físicos, sociales o académicos, a modo de dispositivo preventivo. El acompañante, en estos términos, será un nuevo integrante del conjunto de salud pública complementario, facilitador y promotor en la labor de reforma del modelo de atención. Un modelo de atención que, además, pone en compromiso al propio sistema por lo desgastado y poco efectivo.El AT supone, en ese marco, hacer más simple la incorporación popular de las personas que sufren un malestar psicológico, físico o relacional y suponer la salud sin un territorio especial. Se transforma, entonces, en un servicio de apoyo sanitario y popular, pero de modo vivencial y no interpretativo, con potencialidad de fomentar habilidades remanentes y crear programas solidarios de contención para lo cual poner el cuerpo es su herramienta principal.


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